Hoy me apetece salir de mi zona de confort, y dejar de lado el metal extremo que suelo reseñar aquí. Y es que no solo de la música oscura y macabra vive uno. Un servidor tiene otra debilidad, el rock denso y setentero. Y de esto es lo que va la cosa hoy. De parte de un power trío de Chiclana de la Frontera (Cádiz) que presenta su cuarto disco. El Lobo en Tu Puerta. Esconded a Caperucita, que estos no van de bromas.
Es un tanto complicado etiquetar la música de estos gaditanos, pues son culillos de muy mal asiento. En su propia página de Facebook, se autodenominan como un grupo de “rock mestizo”. Calificativo muy apropiado, pues su fórmula la van aderezando con influencias la mar de variopintas. En su debut homónimo, grabado de forma casera allá en el 2014, nos encontrábamos con algo más cercano al punk rock y al rock’n’roll vacilón, con algún que otro ramalazo de rapcore a lo Beastie Boys. Pero apenas un año más tarde, con su segunda obra titulada ‘Grabaciones Sumergidas 2015’, muestran influencias más stoner y blues, sin perder el carácter macarra. Sonido que mantendrían, a grandes rasgos, en ‘Bestias del Sur Salvaje’ (2017), y en su EP ‘Guantánamo’ (2019). Me vais a permitir que comente por encima este último trabajo. Un EP de 4 canciones, dedicadas a 4 futbolistas y a sus pecados, y que nace como un compromiso con Radio3 de componer un tema homenaje a Guti. Señal de que El Lobo en Tu Puerta no se anda con tonterías, y no les tiembla el pulso a la hora de patear un avispero.
Es un tanto complicado etiquetar la música de estos gaditanos, pues son culillos de muy mal asiento. En su propia página de Facebook, se autodenominan como un grupo de “rock mestizo”. Calificativo muy apropiado, pues su fórmula la van aderezando con influencias la mar de variopintas. En su debut homónimo, grabado de forma casera allá en el 2014, nos encontrábamos con algo más cercano al punk rock y al rock’n’roll vacilón, con algún que otro ramalazo de rapcore a lo Beastie Boys. Pero apenas un año más tarde, con su segunda obra titulada ‘Grabaciones Sumergidas 2015’, muestran influencias más stoner y blues, sin perder el carácter macarra. Sonido que mantendrían, a grandes rasgos, en ‘Bestias del Sur Salvaje’ (2017), y en su EP ‘Guantánamo’ (2019). Me vais a permitir que comente por encima este último trabajo. Un EP de 4 canciones, dedicadas a 4 futbolistas y a sus pecados, y que nace como un compromiso con Radio3 de componer un tema homenaje a Guti. Señal de que El Lobo en Tu Puerta no se anda con tonterías, y no les tiembla el pulso a la hora de patear un avispero.
Pero llega el 2020, y a esta gente le apetece dar otra vuelta de tuerca a su sonido. Mantienen la misma formación de trío, estable desde los mismos inicios de la banda. Julio a la voz principal y a la armónica. Búho a la voz, guitarra, y batería. Y Tanín también en los mismos tres instrumentos (no, no hay bajo, y ni falta que les hace). Pero en esta ocasión deciden contar con dos colaboraciones. Koe Casas a los teclados, y Jesús Trivinho a los scratches. A la ya de por si estrambótica fórmula, le añaden una capa extra de stoner/doom metal y una pizca de psicodélia, sacrificando por el camino sus toques de blues. Rematan la jugada con una producción más profesional, dejando atrás el sonido “casero” de sus anteriores obras. Y manteniendo sus letras ácidas y el espíritu punk y vacilón que les caracteriza. ¿El resultado? ‘Santana Bendita’. Algo que parece surgido de una orgía en la que participan Motörhead, Kyuss, Electric Wizard, Black Sabbath y Faith No More.
Pongámonos ya en faena. Comenzamos con ‘Madre’. Una larga intro de aires psicodélicos nos deja claro el paso adelante que ha tomado la banda, acostumbrada a ir al grano. Pero no desesperemos, que en absoluto se han pasado al drone metal (aunque, viendo lo inquietos que son, dadles tiempo). Pues la 2ª mitad nos ofrece un pepinazo del mejor stoner sureño, que bien te los podrían firmar los mismos Orange Goblin. La aguda voz de Julio, si bien descoloca de primeras, ya que se sale de lo habitual, añade mucha personalidad al sonido. Y demuestra tener una gran versatilidad. Cosa que confirma en ‘Niño Salvaje’, rugiendo de forma feroz en tonos más graves. Pero también alcanzando tonos mucho más altos, como si le estuvieran apretando los huevos. Un tema un poco más lento de aires más garaje y un tanto machacón, donde se hace patente lo acertadísimo de contar con teclados.
‘Müllenbach F.S.’ supone volver a subir revoluciones, ya que se roza el thrash metal. Un tema directo a la yugular, con riffs asesinos, batería propia de hardcore, y donde el bueno de Julio muestra su registro más agresivo. Contrastando fuertemente con ‘El Hombre de Cera’, un medio tiempo machacón que muestra un sonido más propio de Rainbow. Tema que llegados a su tercer tercio da un giro sorprendente hacia una especie de sludge macarra.
Continuamos con ‘La Llamaban Nadie’, canción que en su parte inicial sin duda recordará al proto-doom de Saint Vitus, con riffs graves de esos que se te clavan en el cerebro. Para luego emprender un viaje de ácido, y explorar terrenos más psicotrópicos, donde Julio ya se termina de desmelenar del todo. Para que el subidón no baje todavía, llega otro trallazo de stoner a ritmo de ‘Tan Fuerte’. Esta vez, sonando como unos Led Zeppelin muy acelerados y en pleno frenesí, con un colocón que se podría calificar con el título de la propia canción.
Llegamos a la parte final, y con ‘Hong Kong II’ vuelven a dejarte roto. Si bien la intro parece vaticinar un tema de aires psicodélicos, pronto te dan una hostia en la cara con algo que bien podrían firmártelo los propios Limp Bizkit. Un tema que mezcla de forma magistral el rap metal con ligeros toques a lo Deep Purple, con su particular descaro punk. Preludio del punto y final a ritmo de ‘Pennsylvania’, donde exploran su faceta más “Sabbathiana” y psicodélica. Dejándonos para el final la última sorpresa: una coda digna de Pink Floyd que se va diluyendo hacia acoples como los de los primeros minutos del disco. Un trabajo de apenas 35 minutos de duración, pero con los que quedas 100% satisfecho.
En definitiva. Un álbum arriesgado, inclasificable, y tremendamente variado. Sin duda, recomiendo este ‘Santana Bendita’ a quien guste de estos sonidos. Quizás si que se echa en falta algo más de homogeneidad, ya que de una canción a otra a veces parece un grupo distinto. Quizás por momentos se hace un poquitín repetitivo, debido a la repetición de riffs. Sin duda, no es manjar para todos los gustos. Pero es imposible negarle su altísima calidad. Y desde luego, pienso seguirles la pista de aquí en el futuro.
Llegamos a la parte final, y con ‘Hong Kong II’ vuelven a dejarte roto. Si bien la intro parece vaticinar un tema de aires psicodélicos, pronto te dan una hostia en la cara con algo que bien podrían firmártelo los propios Limp Bizkit. Un tema que mezcla de forma magistral el rap metal con ligeros toques a lo Deep Purple, con su particular descaro punk. Preludio del punto y final a ritmo de ‘Pennsylvania’, donde exploran su faceta más “Sabbathiana” y psicodélica. Dejándonos para el final la última sorpresa: una coda digna de Pink Floyd que se va diluyendo hacia acoples como los de los primeros minutos del disco. Un trabajo de apenas 35 minutos de duración, pero con los que quedas 100% satisfecho.
En definitiva. Un álbum arriesgado, inclasificable, y tremendamente variado. Sin duda, recomiendo este ‘Santana Bendita’ a quien guste de estos sonidos. Quizás si que se echa en falta algo más de homogeneidad, ya que de una canción a otra a veces parece un grupo distinto. Quizás por momentos se hace un poquitín repetitivo, debido a la repetición de riffs. Sin duda, no es manjar para todos los gustos. Pero es imposible negarle su altísima calidad. Y desde luego, pienso seguirles la pista de aquí en el futuro.
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