Gran noche la que se venía sobre la sala Es Gremi, que se ha convertido en lugar puntual de reunión de los Metalheads isleños alternándose con el Tunnel Rock Club, la Sabotage, etc. tras quedarnos huérfanos con la defunción del Fraguel Rock hace cosa de un año. En esta ocasión el motivo de la reunión era por ver a una de las grandes instituciones del Metal mallorquín como son Helevorn, banda que tiene la capacidad de lograr reunir incluso a aquellos pobres insensatos que reniegan del Doom Metal, presentar su nuevo y flamante álbum titulado Aamamata y que algunos aún se atreven a bautizar como "amamanta". Para ello se iban a rodear de buenos amigos y compañeros de viaje como son los daneses Saturnus, otra institución del Doom europeo y Aeolian, la gran revelación del Metal local y una agrupación de músicos que han sido aliados de años y años de batallas con los protagonistas de la noche ya sea compartiendo locales de ensayo o habiendo coincidido en formaciónes míticas de la escena extrema mallorquina. Con todo ello la expectación estaba alta, el nuevo trabajo de Helevorn no ha dejado indiferente a nadie, y todo ayudó a que la sala presentase un buen aspecto, con bastante peña y ambiente de gala para el que iba a ser uno de los bolos del año.
Sobre las 21:35, sin demorarse demasiado, saltaban Aeolian a las tablas para volver a repartir una buena dosis del Death Melódico que contiene su LP debut. Dentro de la brutalidad que destilan temas como Immensity, The End Of Ice (qué temarral este, por favor) y Chimera, con las que empezaron a todo meter, el suyo es un directo ciertamente sobrio, dejando que sea su potente sonido quien haga mover las melenas entre el público. Dani Pérez volvió a demostrar su poderío a las voces tanto guturales como limpias, donde siempre digo que el tío tiene un potencial que debe aprovechar más (otra cosa es que deba ensayar un poco los discursos entre tema y tema) y el concierto siguió avanzando con paso firme a través de zapatazos como Return Of The Wolf King, que siempre suena como un cañón y que destaca por el gran solo de guitarra de Gabi Escalas, y Wardens Of The Sea. La potente pegada de Alberto Barrientos es una de las grandes señas de identidad de la banda y contrasta con la elegancia con la que Raúl Morán hace sonar su guitarra y Toni Mainez su bajo. De cara al final del concierto quedaban un par de mis cortes favoritos de ese Silent Witness como son Black Storm y Elysium antes de que la imprescindible Going To Extinction cerrase otro buen bolo de Aeolian, esta vez en el papel de teloneros de lujo de dos bandas que bajarían algo las revoluciones para dejarnos pillados con una propuesta algo diferente. Aeolian siguen consolidando su directo, que cada vez suena mejor y al que solo creo que le falta algo de energía y movimiento que acompañe a su potente propuesta, pero desde luego que cada vez se les ve más cómodos interpretando los temas y la cosa, sin duda, va a más.
Tiempo justo para saludar, repartir abrazos, robar alguna cerveza y volver a posicionarse pues, amigos, no todos los días puede uno deleitarse con el sobrecogedor directo de Saturnus en una sala como Es Gremi. La banda danesa, que está empezando a tardar en sacar nuevo material, pisaba tierras isleñas por primera vez gracias a su gran entendimiento con Helevorn, con quienes ya han compartido alguna gira europea tiempo atrás. Su directo, como el buen Doom Metal y como muchas cosas buenas de la vida, no es para todos los públicos, su propuesta acaricia la vertiente más melancólica de un género que ya de por sí tiene ese aspecto como principal referencia y centran su directo en crear atmósferas depresivas con la lentitud de sus ritmos y la elegancia de las melodías que llenan sus largas canciones. Abrieron como abre su último trabajo de estudio, Saturn In Ascension, con Litany Of Rain seguida de Wind Thorn, pum, más de veinte minutos de bolo fulminados en dos temas. A través de ese arranque generaron un ambiente frio y triste que envolvió Es Gremi y por la que muchos se dejaron atrapar mediante la profunda voz de Thomas A.G. Jensen, quien dedicó la siguiente, A Father's Providence, a los "maricones" de Helevorn antes de agradecer que les obsequiaran con unos boquerones en vinagre (it's not wrong to be a 'maricón', dijo posteriormente). Lo cierto es que, pese a hacer Doom, son unos cachondos de la vida, pues no van y te dicen, con lo que llevaban, que "ahora vamos a tocar una muy larga y muy lenta" como si las anteriores hubieran sonado a Dragonforce... pero sí, amigos, la fantástica Forest Of Insomnia volvió a oscurecer la sala y yo me quedé prendado de ver tocar la guitarra solista a Rune Stiassny, el gran conductor de la música de Saturnus con una gran capacidad para crear melodías absolutamente embriagadoras, la verdad es que fue todo un espectáculo el simple hecho de verle tocar. Para el final nos quedaban un par de clásicos de la banda como fueron I Long, que me pone los pelos de punta desde su intro de teclado (lástima que fuera grabado) y Christ Goodbye, con la que cerrarían su algo más de una hora de un bolo intensísimo dentro de la densidad y la profundidad de su Doom Metal. La verdad es que la banda se ganó al respetable con una propuesta que no es fácil de asimilar, pero que llevan al directo con una maestría envidiable. Luego se ganaron a la peña con su simpatía y buen rollo en el post-concierto, pero eso fue otro tema.
Y ahora sí, turno para los protagonistas de la noche. Helevorn volvían a casa tras reventar la Upload de Barcelona con Onirophagus y Saturnus para presentar su gigantesco Aamamata frente a su gente. Como ya he dicho, la expectación era alta, incluso había peña de Alemania, Rusia o de la península ibérica entre el público para asistir a una gran noche. Helevorn salieron motivados, decididos a darlo todo, y arrancaron con uno de los temas clave de este último disco, Aurora, el tema escrito en torno a la figura de Aurora Picornell y que no esperaba que fuera la elegida para abrir pero que, realmente, funcionó bien y se metió al público en el bolsillo. El brillo en los ojos de Josep Brunet, que se dejó el alma en la interpretación de cada uno de los temas, bastaba para transmitir a la gente esas ganas que tenían de presentar sus temas en directo. Continuaron con A Sail To Sanity y rescataron la genial Delusive Eyes de su anterior Compassion Forlorn, con la que me vinieron a la mente algunos recuerdos de la presentación de ese disco, poco más de cuatro años atrás, y que fue mi primera experiencia con el directo de Helevorn (cosas que le pasan a uno por la cabeza, oye).
La energía del concierto iba en aumento a pesar de que se venían dos cortes más suaves como Goodbye, Hope y Blackened Waves, los cuales han cuajado muy bien desde la salida de Aamamata. Las melenas volaban en la primera fila y el concierto avanzaba con fuerza, el trabajo del gran Mega a los mandos del sonido también sumó muchísimo, claro, y The Inner Crumble, la potente Forgotten Fields y un vistazo a su segundo LP con la infalible From Our Glorious Days, en la que la interpretación de cada miembro de la banda se fue varios escalones por encima de la estratosfera, dejaban paso a los bises que darían la última estocada al concierto. Primero, un momento de pausa con una sentida versión de La Sibil·la, totalmente inesperada y que además de sonar brutal, con Josep sentado en los monitores y la banda frente a la batería de Xavi, sirvió de alguna manera para descanso de este, que sufrió la de Cristo en la batería por una lesión en el pie que lleva unas semanas arrastrando y que, pese a mostrar un evidente gesto de dolor durante casi todo el concierto, no impidió que diera un recital, para quitarse el sombrero ante él, colega. Para finalizar el concierto, nada mejor que dos de sus principales clásicos, Two Voices Surrounding y, por supuesto, Burden Me, dos cortes que siempre han funcionado bien desde que salieron y que han sido la primera toma de contacto de muchos con la música de Helevorn. No fuimos pocos los que cantamos a lo largo de ambos (bueno, yo creo que me las canté todas, mil disculpas a los que estaban a mi lado) y sin duda fue la mejor forma posible de cerrar un auténtico bolazo.
Y así terminaba una noche para el recuerdo, con tres grandes bolos en los que la potencia de Aeolian contrastó con la sensibilidad de Saturnus y la mezcla de ambos de Helervon, quienes volvieron a reinar en su casa frente a muchos amigos, conocidos y, sobre todo, fans que hicieron que Es Gremi presentara una muy buena entrada y un ambiente poderoso. Creo sinceramente que esta ha sido la vez que más he disfrutado de un directo de Helevorn, no hay duda de que año a año, durante los veinte que llevan ya de carrera, han ido creciendo y mejorando tanto individualmente como músicos como a nivel de conjunto, tienen unas tablas que ya les gustarían a cualquiera y, cuando se trata de una noche ciertamente especial, les da un plus que les hace lucir aún más y, sin duda, esta vez fue un concierto realmente inmenso.
Sobre las 21:35, sin demorarse demasiado, saltaban Aeolian a las tablas para volver a repartir una buena dosis del Death Melódico que contiene su LP debut. Dentro de la brutalidad que destilan temas como Immensity, The End Of Ice (qué temarral este, por favor) y Chimera, con las que empezaron a todo meter, el suyo es un directo ciertamente sobrio, dejando que sea su potente sonido quien haga mover las melenas entre el público. Dani Pérez volvió a demostrar su poderío a las voces tanto guturales como limpias, donde siempre digo que el tío tiene un potencial que debe aprovechar más (otra cosa es que deba ensayar un poco los discursos entre tema y tema) y el concierto siguió avanzando con paso firme a través de zapatazos como Return Of The Wolf King, que siempre suena como un cañón y que destaca por el gran solo de guitarra de Gabi Escalas, y Wardens Of The Sea. La potente pegada de Alberto Barrientos es una de las grandes señas de identidad de la banda y contrasta con la elegancia con la que Raúl Morán hace sonar su guitarra y Toni Mainez su bajo. De cara al final del concierto quedaban un par de mis cortes favoritos de ese Silent Witness como son Black Storm y Elysium antes de que la imprescindible Going To Extinction cerrase otro buen bolo de Aeolian, esta vez en el papel de teloneros de lujo de dos bandas que bajarían algo las revoluciones para dejarnos pillados con una propuesta algo diferente. Aeolian siguen consolidando su directo, que cada vez suena mejor y al que solo creo que le falta algo de energía y movimiento que acompañe a su potente propuesta, pero desde luego que cada vez se les ve más cómodos interpretando los temas y la cosa, sin duda, va a más.
Tiempo justo para saludar, repartir abrazos, robar alguna cerveza y volver a posicionarse pues, amigos, no todos los días puede uno deleitarse con el sobrecogedor directo de Saturnus en una sala como Es Gremi. La banda danesa, que está empezando a tardar en sacar nuevo material, pisaba tierras isleñas por primera vez gracias a su gran entendimiento con Helevorn, con quienes ya han compartido alguna gira europea tiempo atrás. Su directo, como el buen Doom Metal y como muchas cosas buenas de la vida, no es para todos los públicos, su propuesta acaricia la vertiente más melancólica de un género que ya de por sí tiene ese aspecto como principal referencia y centran su directo en crear atmósferas depresivas con la lentitud de sus ritmos y la elegancia de las melodías que llenan sus largas canciones. Abrieron como abre su último trabajo de estudio, Saturn In Ascension, con Litany Of Rain seguida de Wind Thorn, pum, más de veinte minutos de bolo fulminados en dos temas. A través de ese arranque generaron un ambiente frio y triste que envolvió Es Gremi y por la que muchos se dejaron atrapar mediante la profunda voz de Thomas A.G. Jensen, quien dedicó la siguiente, A Father's Providence, a los "maricones" de Helevorn antes de agradecer que les obsequiaran con unos boquerones en vinagre (it's not wrong to be a 'maricón', dijo posteriormente). Lo cierto es que, pese a hacer Doom, son unos cachondos de la vida, pues no van y te dicen, con lo que llevaban, que "ahora vamos a tocar una muy larga y muy lenta" como si las anteriores hubieran sonado a Dragonforce... pero sí, amigos, la fantástica Forest Of Insomnia volvió a oscurecer la sala y yo me quedé prendado de ver tocar la guitarra solista a Rune Stiassny, el gran conductor de la música de Saturnus con una gran capacidad para crear melodías absolutamente embriagadoras, la verdad es que fue todo un espectáculo el simple hecho de verle tocar. Para el final nos quedaban un par de clásicos de la banda como fueron I Long, que me pone los pelos de punta desde su intro de teclado (lástima que fuera grabado) y Christ Goodbye, con la que cerrarían su algo más de una hora de un bolo intensísimo dentro de la densidad y la profundidad de su Doom Metal. La verdad es que la banda se ganó al respetable con una propuesta que no es fácil de asimilar, pero que llevan al directo con una maestría envidiable. Luego se ganaron a la peña con su simpatía y buen rollo en el post-concierto, pero eso fue otro tema.
Y ahora sí, turno para los protagonistas de la noche. Helevorn volvían a casa tras reventar la Upload de Barcelona con Onirophagus y Saturnus para presentar su gigantesco Aamamata frente a su gente. Como ya he dicho, la expectación era alta, incluso había peña de Alemania, Rusia o de la península ibérica entre el público para asistir a una gran noche. Helevorn salieron motivados, decididos a darlo todo, y arrancaron con uno de los temas clave de este último disco, Aurora, el tema escrito en torno a la figura de Aurora Picornell y que no esperaba que fuera la elegida para abrir pero que, realmente, funcionó bien y se metió al público en el bolsillo. El brillo en los ojos de Josep Brunet, que se dejó el alma en la interpretación de cada uno de los temas, bastaba para transmitir a la gente esas ganas que tenían de presentar sus temas en directo. Continuaron con A Sail To Sanity y rescataron la genial Delusive Eyes de su anterior Compassion Forlorn, con la que me vinieron a la mente algunos recuerdos de la presentación de ese disco, poco más de cuatro años atrás, y que fue mi primera experiencia con el directo de Helevorn (cosas que le pasan a uno por la cabeza, oye).
La energía del concierto iba en aumento a pesar de que se venían dos cortes más suaves como Goodbye, Hope y Blackened Waves, los cuales han cuajado muy bien desde la salida de Aamamata. Las melenas volaban en la primera fila y el concierto avanzaba con fuerza, el trabajo del gran Mega a los mandos del sonido también sumó muchísimo, claro, y The Inner Crumble, la potente Forgotten Fields y un vistazo a su segundo LP con la infalible From Our Glorious Days, en la que la interpretación de cada miembro de la banda se fue varios escalones por encima de la estratosfera, dejaban paso a los bises que darían la última estocada al concierto. Primero, un momento de pausa con una sentida versión de La Sibil·la, totalmente inesperada y que además de sonar brutal, con Josep sentado en los monitores y la banda frente a la batería de Xavi, sirvió de alguna manera para descanso de este, que sufrió la de Cristo en la batería por una lesión en el pie que lleva unas semanas arrastrando y que, pese a mostrar un evidente gesto de dolor durante casi todo el concierto, no impidió que diera un recital, para quitarse el sombrero ante él, colega. Para finalizar el concierto, nada mejor que dos de sus principales clásicos, Two Voices Surrounding y, por supuesto, Burden Me, dos cortes que siempre han funcionado bien desde que salieron y que han sido la primera toma de contacto de muchos con la música de Helevorn. No fuimos pocos los que cantamos a lo largo de ambos (bueno, yo creo que me las canté todas, mil disculpas a los que estaban a mi lado) y sin duda fue la mejor forma posible de cerrar un auténtico bolazo.
Y así terminaba una noche para el recuerdo, con tres grandes bolos en los que la potencia de Aeolian contrastó con la sensibilidad de Saturnus y la mezcla de ambos de Helervon, quienes volvieron a reinar en su casa frente a muchos amigos, conocidos y, sobre todo, fans que hicieron que Es Gremi presentara una muy buena entrada y un ambiente poderoso. Creo sinceramente que esta ha sido la vez que más he disfrutado de un directo de Helevorn, no hay duda de que año a año, durante los veinte que llevan ya de carrera, han ido creciendo y mejorando tanto individualmente como músicos como a nivel de conjunto, tienen unas tablas que ya les gustarían a cualquiera y, cuando se trata de una noche ciertamente especial, les da un plus que les hace lucir aún más y, sin duda, esta vez fue un concierto realmente inmenso.
A més de molt ben redactat, és extremadament informatiu pels amants de la música metal. Crec que tens un futur prometedor.
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