La reunión de Helloween fue una de las grandes noticias del
pasado año. Después de vivir el reencuentro de Axl Rose con Slash, que era de
las utopías más grandes del mundo de la música (con permiso al día en que Plant
y Page, Waters y Gilmour o Blackmore y Gillan se decidan a hacer lo mismo) los
fans del rock sabemos que nunca podemos perder la ilusión por ver a nuestra
banda favorita otra vez encima del escenario.
La vuelta de Kai Hansen y Michael Kiske, siempre sin dejar
de lado al ya imprescindible Andi Deris y sin sacar de la ecuación al guaperas
de Sascha Gerstner, fue un soplo de aire fresco a la carrera de la banda
alemana. Hay que dejar claro que el power metal no pasa por su época de más
popularidad ni mucho menos, las nuevas generaciones de metalheads tienen como
referencia otros estilos, y sacando alguna excepción de bandas en auge, como
Sabaton, Powerwolf o Avantasia (que son power metal muy entre comillas, poco
tienen que ver al speed metal europeo de finales de los 90s) la decadencia de
público y seguidores es total. Helloween
tampoco pasaban de ser, aún siendo de las que mejor aguantaban el paso del
tiempo, con discazos como “Straight Out of Hell” o “My God-Given Right”, un
grupo de sala de medio/gran aforo. Pero la vuelta de los capitanes de la época
de sus aclamados “Keeper of the Seven Keys” los convirtió otra vez en cabezas
de cartel por toda Europa y Sudamérica, logrando la mayor venta de tickets probablemente de su historia.
Un servidor ya los viera en su concierto de hace exactamente
un año en el Wizink Center de Madrid, con aproximadamente 12.000 personas, el
concierto más grande de Helloween en este país. Pero la espinita clavada de un
sonido paupérrimo en las primeras filas, sumado a que por aquella época no
estaba el señor Michael Kiske pasando por su mejor época (recordemos la
polémica del playback) debido a problemas de garganta que parecían no acabar
nunca, hizo que recibiera con mucho entusiasmo el hecho de que este 2018
volvieran a España única y exclusivamente para tocar el Multiusos Fontes de
Sar, en Santiago de Compostela, a exactamente 1,5 km de la puerta de mi casa.
Evidentemente mi presencia estaba garantizada.
Era un tarde de sábado, afortunadamente sin lluvia, donde el
metal sería protagonista en Compostela (en la sala Capìtol estarían tocando ese
mismo día los navarros Koma) El ambiente en los aledaños del recinto era
extraordinariamente bueno, aunque ni de lejos se llegaría al lleno absoluto en
el pabellón, ya que estamos hablando de un aforo de 8.000 personas, en el cual
seríamos aproximadamente un poco más de la mitad. Nada mal, no esperaba otra
cosa, que Helloween no es Iron Maiden en cuanto al tirón entre el fan casual de
Rock FM.
No había teloneros, así que a las 9 en punto de la noche
empieza a sonar el “Let Me Entertain You” de Robbie Williams a todo volumen, el
show estaba a punto de comenzar. Y lo hace nada más y nada menos con mi segunda
canción favorita de la época de los Keepers, la estratosférica “Halloween”, con
sus 13 minutos de composición maravillosa, con sus subidas y sus bajadas y su
derroche de talento en ejecución de cualquiera de los 7 músicos que estaban
sobre las tablas. “Dr. Stein” mantuvo a los dos vocalistas todavía juntos en el
escenario, y en este punto del concierto ya podía decir que sin duda el sonido
iba a ser impecable, que manera de ecualizar una banda de 7 tíos, mi
enhorabuena al técnico de sonido por permitirme quitarme la espinita de Madrid.
Ya todos conocéis a estas alturas los dos personajillos
animados que usan como enlace entre una parte y otra del setlist, no creo que
necesiten más análisis, aunque he de decir que esta vez los llevé mejor que la
anterior, me pareció más ameno, quizá es que tenía un mejor día y lo estaba
disfrutando todo más. La siguiente “I’m Alive” me puso la piel de gallina por la
soberbia interpretación vocal del señor Kiske (que a nivel físico sí que es
verdad que podía cuidarse un poco más, cada vez lo veo más gordo al mamón) mientras
que “If I Could Fly” llevó el asunto a terrenos menos power y más
oscuro/gótico, muy marca de la casa del disco que nos ocupaba (“The Dark Ride”
del año 2000)
El público se notaba que lo estaba gozando, aunque tampoco
fue el más activo del planeta, bien es sabido que tampoco el estilo es el más
idóneo para hacer el cafre ni mucho menos.
“Are You Metal” fue la encargada de dar paso a mi momento más esperado
de la noche, señoras y señores “March of Time” salía a escena (la gran ausente
en Madrid 2017) La primera vez que escucho en directo temas que me marcaron
tanto en mi vida siento algo que no se puede describir con palabras.
Lo siguiente en salir a escena fue Andi Deris con su
sombrero de copa, lo cual solo podía significar la llegada de la pegajosa “Perfect
Gentleman”, en donde nos hicieron participes del estribillo en varias
ocasiones, forjándose una gran unión entre ambas partes del concierto, donde se
ve el buen humor que gastan los alemanes sobre las tablas. El cariño que en
este país se le tiene a Kai Hansen es tremendo, y él lo sabe, fue el que más
ovaciones se llevo del respetable en toda la noche con bastante diferencia, y
en el tramo central del concierto viene su momento con una sucesión de
trallazos del “Walls of Jericho”, dicho de paso del cual yo no soy
excesivamente fan, con la genial “Ride the Sky” (esta sí que me gusta y mucho)
como abanderada.
El momento balada llegó con “A Tale That Wasn’t Right” donde
pidieron que los asistentes encendieran los flashes de sus móviles para hacer
de este momento algo todavía más mágico. Genial el estribillo con Kiske dando
una masterclass de feeling, donde se me puso la jodida piel de gallina. Si el
disco nuevo tiene el nivel de “Pumpkins United” entonces es que estamos de
enhorabuena, porque no sé si solo es cosa mía pero me parece un temazo
estratosférico, tanto a nivel de voces como de guitarrazos es una gozada que
nos indica lo que pueden dar los Helloween de 2018.
El concierto siguió su cauce en la parte con más
protagonismo para Andi enlazando canciones de su época (mi favorita, y muy poco
explotada durante este tour bajo mi punto de vista) donde brillaron dos hits de
su primera época: “Sole Survivor” y “Power” que pusieron el Multiusos muy
caldeado y que sirvieron de previo a las 4 canciones del encore, posiblemente
las más conocidas de su discografía (aunque no las mejores). Arranca con la
sempiterna “Eagle Fly Free” dando paso a un “Keeper of the Seven Keys” que en directo es una auténtica gozada, sin
ser de mis favoritas en estudio, con Sascha presentando uno a uno a todos los
integrantes mientras entonaba un precioso arpegio.
El gran cierre con “Future World” y “I Want Out”, con la
gente saltando como nunca en toda la noche y en donde se veían caras de
felicidad por doquier miraras por donde miraras, puso punto y final a una velada
que tardara en ser olvidada en tierras compostelanas, donde no tenemos la
suerte de que grupos de este nivel nos visiten con frecuencia. Esperemos que no
pasen otros 5 años (lo que transcurrió desde el concierto de Def Leppard y
Whitesnake a este) para ver otro grupo de rock sentando cátedra en el Multiusos
Fontes do Sar.
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