Los sobrinos bastardos y engendrados tras una noche loca entre Marilyn Manson, Rammstein y White Zombie están de vuelta, amigos. Los castellonenses Killus se presentan en el arranque de 2018 con Imperator, su sexto disco de larga duración, con el que siguen en la lucha por ascender posiciones en su dilatada carrera como uno de los referentes del Metal Industrial de nuestro país. A base de un directo tremendamente poderoso y unas composiciones directas y efectivas, principalmente en sus discos previos, Feel The Monster y Ultrazombies, la banda formada por Supersixx, Premutoxx, Ruk, Nano y Kun ha ido logrando posicionarse como una de las bandas a respetar en la península. Mi primera experiencia con ellos fue en 2014, cuando se acercaron a Mallorca a tocar junto a las locales Toxic Army, en lo que supuso una demoledora velada del mejor Industrial Metal que hizo temblar los cimientos de toda la ciudad de Palma. Desde aquel día, la banda ha ido creciendo e incorporando más aspectos visuales a su propuesta, sumando detalles del cine de terror a los conceptos de sus discos.
Hoy, Killus siguen adelante con esa propuesta cinéfila con Imperator, volviendo a cambiar su imagen y añadiendo algunos necesarios detalles de evolución en sus composiciones, siempre molonas pero bajo una fórmula que se podía llegar a desgastar. Por suerte, Killus, sin perder la efectividad e inmediatez de sus temas, han dado una vuelta de tuerca a su sonido, cada vez más serio y personal. También es cierto que las influencias de los tres tótems del género mencionados en la broma de la primera frase siguen ahí, de Manson en las voces, de Rammstein en los riffs y de Zombie en la imagen y la sencillez (positiva) de los temas pero los de Vila-real están consiguiendo absorberlo todo muy a su manera, logrando que ya forme parte de su propia personalidad. Este nuevo trabajo contiene trece composiciones con el sello personal de esta banda, riffs gruesos, voces tenebrosas, estribillos pegajosos y ritmos contundentes-machacones-revientacuellos, de unos Killus más maduros con las ideas muy claras a la hora de presentar esos temas. El disco ha sido grabado por el guitarrista Ruk en los Hell's Studio y la producción y masterización han corrido a cargo de Enrique Soriano en los Crossfade Mastering Studio. La portada ha sido realizada por el ilustrador de comics Damien Worm, quien ya trabajó con la banda en sus dos discos anteriores.
Tras la tenebrosa intro The Awakening, nos atacan dos temas de puro Killus, Imperator y The Army Of Dead Soldiers, siendo esta última uno de mis cortes favoritos de todo el álbum, contiene potencia bien aliñada con sus sonidos industriales, estribillo marca de la casa... lo que uno le pide a esta gente, vamos. Les sigue Rostov, en la que colabora Tim Skold, ex-guitarra de Marilyn Manson, a las voces, y se presenta como un tema misterioso, algo tenebroso incluso, generando una tóxica atmósfera con el conjunto de instrumentos, sonidos, voces y ritmos, ganando puntos a cada escucha que le das. Seguimos avanzando con Stranger Things, en homenaje a la serie del mismo título y con otro gran estribillo, la poderosa Queen Of Babylon, que va jugando con diferentes intensidades sin dejar de transpirar contundencia, y la oscura y siniestra The Coven, nos llevan al single, Let Me In, que es otra de las joyas del disco. Un corte contundente, poderoso, aplastante, que va ganando intensidad a cada minuto y en el que la sección rítmica de Premutoxx y Nano se saca la chorra fácilmente. Gran acierto elegirlo como single y no tengo dudas de que dará muchos puntos a sus próximos directos.
Pero una cosa que me mola mucho es que el disco mejora exponencialmente en su segunda mitad, donde siento que la banda busca expandir sus horizontes compositivos en temas como Eternity, con esos samplers bailongos, contrastando con la oscuridad que envuelve al resto del tema, Do It In My Name, machacona y densa, con ciertos aromas a Ministry en sus ritmos, The Demon's Inn, en la que los sonidos electrónicos ejercen un papel protagonista para generar una dura atmósfera o la envolvente Infectio, también dotada de una ambientación terrible y muy bien elaborada. A su vez, The Black Sound se alimenta de una potente dosis electrónica para ejercer de outro del disco, y desmarcándose como un corte totalmente diferente al resto del álbum para cerrarlo.
En fin, otro buen disco de Killus que siguen avanzando en su sonido, dando una vuelta de tuerca a la exitosa propuesta presentada en Feel The Monster y Ultrazombies. El disco, como es costumbre en lo que nos presenta esta gente, entra de puta madre, se escucha fácil y los temas se te quedan grabados en la sesera, tienen un don a la hora de crear estribillos y eso dota a sus temas de un aire pegadizo que les hace mucho bien. Sus ritmos contundentes, sus guitarras gruesas, sus detalles típicos del Industrial Metal y sus voces desgarradas hacen el resto para que Killus, dentro de sus aires tenebrosos y radiactivos, sean una banda muy a tener en cuenta y que, en su rollo, se puede permitir perfectamente jugar en la liga de los grandes.
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