He tardado en escribir mi crónica de Metallica porque el cúmulo de sensaciones después de ver a tu grupo
favorito (con permiso de AC/DC) dos
veces en tres días es algo que requiere de reposo, calma y una pequeña dosis de
relajación si no quieres que todo lo que salga de tu boca sean halagos
desproporcionados sin ningún tipo de lógica ni conexión entre ellos.
Me voy a centrar en el concierto del lunes, el segundo, el
que piensas que va a ser más relajado por no tener esa ansiedad que te provoca
la espera de 9 años sin verlos (Madrid 2009 en la gira del Death Magnetic fuera
mi primera y última vez) pero, dio la casualidad, de que este es el que quedó
grabado a fuego en mi mente y alma probablemente para el resto de mi vida, pero
tiempo al tiempo, empecemos por el principio.
Día horripilante en Madrid, frío exagerado, nieve, viento,
lo que se viene suponiendo de una mañana
de lunes a principios de Febrero por la capital. Si ya el sábado lo de hacer
cola supuso un esfuerzo este día directamente había que estar como putas cabras
para pasarse delante de la fachada del Wizink horas, así que servidor y
acompañantes llegamos 70 minutos antes de la apertura de las puertas, poca agobio, lo esperado. A las 18.30 en punto aquello abría y la cara de la gente se
iluminó al entrar al calor y ver el escenario situado en medio de la pista, no
demasiado grande, más pequeño que en otras giras indoor. Una vez posicionado
(de puta madre) lo de siempre, la espera, pero con buena compañía se hace más
agradable y cuando nos dábamos cuenta se apagan las luces, empieza el cotarro.
Kvelertak es una
gran banda con un estilo muy peculiar, una mezcla entre black, stoner, rock n’ roll y lo que le eches. Era mi segunda vez con ellos después de verlos
telonear a Slayer/Anthrax en el
Coliseum de A Coruña y la verdad es que muchísimo peor que aquella, me parece
injustísimo tener que valorar este concierto debido al nefasto sonido que los
acompañó toda la velada (igual que el sábado) con lo cual voy a hacerle un
favor y solo os diré que os pongáis el disco debut de esta gente para saber si
de verdad os molan, el día que los vea en condiciones les haré una crónica
detallada, esto que vi y sabiendo de lo que son capaces no se lo merece.
Las 21.15 era la hora
de Metallica, lo sabíamos porque
sonaba “It’s A Long Way To The Top”
de AC/DC a un volumen considerable por los altavoces, señal inequívoca de que
aquello iba a dar comienzo. Se apagan las luces, la gente grita, suena “Ecstasy
of Gold”, que probablemente sea la intro más épica de un concierto de metal que
puedes escuchar a día de hoy, el sábado directamente lloré, el lunes solo me
puse un poquito tontorrón. Ver cantar a 17.000 personas al unísono semejante himno
es una sensación única, me vino a la cabeza toda la lista interminable de ideologías,
opiniones y demás que separan a la gente, que provocan caos, en cambio que de
repente una melodía haga que todo el mundo se funda en un solo ser, que nadie
juzgue a nadie, que nada importe, todos unidos por una pasión, señores, eso se
llama música, y me alegro mucho de que sea mi gran afición en esta vida.
El concierto arrancaba con la intro pregrabada de “Hardwired” mientras Lars, James, Kirk y
Robert empezaban a subir al escenario por unas escaleras laterales. El señor de
la gorra hacia atrás pega el primer golpe en la caja de la batería, y voila,
empieza el show. Primer punto positivo en comparación con el sábado, aquello
sonaba como un cañón, ni rastro de los problemas de sonido (sobre todo con el
volumen de la voz al principio y con la guitarra de Hammett durante casi todo
el bolo) “Atlas, Rise” fue el segundo
pepinazo de la noche, una canción que cada día que pasa se asienta más, la
gente la recibe prácticamente como si fuera un tema del 1988, esas guitarras
dobladas del final me parecen una puñetera gozada, una canción que vino para
quedarse.
Un punto álgido a tener en cuenta siempre es cuando suena el
primera clasicazo de la noche, y joder Metallica otra cosa no, pero clásicos tienen
para mover un tren, y si os digo que el primero es “Seek and Destroy” con la que solían acabar hasta hace un tiempo,
pues nada, aquello volcó como una colchoneta en una piscina, James nos hacía
participes de los riffs haciendo que los coreáramos como si no hubiera un
mañana, y vaya si lo hicimos. Ahora venía el tiempo para dos canciones de las
que se van intercambiando según cada noche, “Harvester of Sorrow” con su aire
de metal progresivo mantuvo bien caldeado el recinto y después vino la gran
balada de Metallica (esto da para un post aparte, pero ya otro día lo haremos) “Fade
to Black” nos puso la piel de gallina a todos los presentes, es una canción
perfecta, el arranque acústico, la melodía de voz inmejorable, la subida en eléctrico
y el posiblemente mejor solo de Kirk Hammett en toda su carrera, poca broma. Al
acabar nos abrazamos como quien acaba de presenciar algo único.
“Now That We’re Dead”
es una canción que me gusta (es Metallica, me llegan los dedos de las dos manos
para decir las que no, es lo que tiene ser fanboy versión extreme) pero en
disco la disfruto más que en directo, fue un momento para bajar un poco las
pulsaciones, cosa que viene bien si quieres acabar vivo. Y si encima se ponen a
hacer su momento percusión pues genial para darle un sorbo a tu botella de agua
y recuperar oxígeno. Lo mismo podría decir de “Dream No More”, no le veo el directo su hábitat natural, canción
cercana casi al stoner que podría decir que fue la peor recibida de las 18 que
conformaron el setlist.
Robert Trujillo empieza a juguetear con su bajo, y ya te
hueles lo que se avecina, viene uno de los picos del éxtasis, la jodidamente
aniquiladora “For Whom the Bell Tolls”, tremendo cariño le tengo a esta canción
que fue de las primeras que me ponía en mi discman (la edad pasa tíos) cuando
iba al instituto y me daba unas ganas de
levantar el puño, correr y destrozar todo a mi paso. De las canciones más
simples de Metallica y al mismo tiempo de las más motivadoras, si no te hace
sentir algo dentro de ti es que es probable que estés muerto. Después de la
tempestad vino el amago de calma con una preciosa “Halo on Fire” que por fin se está ganando el status que se merece,
soy de los que defendió esta maravilla desde que salió el disco y veo que la
gente después de verla en directo se da cuenta de que no es una más, de los
mejores arreglos de guitarra compuestos por Hetfield&Hammett en los últimos
tiempos. La parte final del “hello
darkness, say goodbye” es una puta maravilla.
Pequeño inciso para analizar la maravillosa forma en que se
encuentran los cuatro componentes. Rob Trujillo nunca falló desde que sustituyó
a Jason Newsted en 2003, James Hetfield después de su rehabilitación etílica
volvió a ser un monstruo del escenario, donde se mueve como pez en el agua con
su brutal carisma. Y especial mención a los dos señores a los que más se
analiza con lupa en este combo por su irregularidad, Kirk Hammett, que se
llevaba bastantes palos en los últimos tiempos por su casi nula faceta
compositiva y su ejecución en los solos en directo a veces un poco caótica,
vuelve a estar prácticamente como en sus buenos tiempos (esos vídeos de las
giras del 88 al 92) y se cascó un concierto espectacular donde clavo algunos
solazos no precisamente fáciles. Y mi adorado Lars Ulrich, al que mucha gente
le tiene manía y es probablemente mi miembro favorito (me encanta su rollete en
las entrevistas, en los M&G…) más allá de su tropiezo estúpido con el tema del
Napster y alguna sobradilla de tiempos pasados. Pues creo que no tocaba tan
jodidamente bien en años, muchos, no es un virtuoso, no le hace falta, la
pegada que tiene este hombre solo con zurrarle una buena castaña a la caja es
brutal, medio sonido de Metallica lo tiene él con sus baquetas, espero que se
mantenga así una buena temporada (hasta que el físico se lo permita)
Después llegaron mis 7 minutos de clímax, aquellos que
recordaré siempre, señoras y señores sale a escena “Creeping Death” mi canción favorita de Metallica en particular y
del metal en general. En ella me dejé la garganta, las piernas, las manos y
parte de mi alma, primera vez en la noche que salían a relucir las llamaradas
situadas en el interior del escenario. Visto el vídeo oficial ya publicado en
el youtube del grupo se ve que no fui el único en vaciarse entero en esa canción,
la jauría de gritos que se oyen es espectacular, especialmente en la mítica
parte intermedia del “Die, Die…” Le
siguió la última canción del hasta ahora último disco de los cuatro jinetes de
San Francisco y que también tiene muchas papeletas de seguir sonando en giras venideras,
“Moth Into Flame” podríamos considerarlo el gran hit/himno/canción radiable del
“Hardwired” como se pudo comprobar el
día que la tocaron en los Grammy junto a Lady Gaga. En ella pudimos ver una
gran exhibición de drones brillantes que simulaban las polillas a las que hace
referencia el título, visualmente espectacular.
Estamos llegando al final, a esa parte donde sabes
perfectamente lo que va a sonar (a excepción de un “Blackened” que también se sitúa en mis favoritas del combo y con la
cual me dio ganas de ir a besarle la calva al señor Lars por hacer un setlist
que casi podría haber firmado yo si me lo dejan elegir) El resto pues las que
yo os imagináis, las que suenan en Rock FM cada mañana, las que se sabe tu
madre, las que están en absolutamente todas las listas de mejores canciones del
metal de cualquier revista. “Sad But True” con el característico “Do
you want heavy? Metallica gives you heavy baby” de James Hetfield. “One”
solo tuvo el pequeño pero de que la intro fue menos espectacular a nivel visual
y pirotécnico que en la mayoría de las giras, pero eso se te olvida cuando
arrancan con uno de los cambios de ritmo más brutales que existen dando paso a
dos minutos que influyeron a decenas de bandas en los 90s ¿cuántas veces
escuchamos esos riffs cortantes con el doble bombo fusilando de fondo? Y si el
señor Hammett te toca el solo de guitarra a la cara pues te relames y
disfrutas. “Master of Puppets”, “Nothing Else Matters” y “Enter Sandman” son el trío mágico para
el gran público, por las que muchos apoquinaron los 95€ de la entrada sin
rechistar, aunque he de decir que de la balada estoy un poquito “cansado” y
quizá es de los temas que menos me pongo en mi casa, pero ver la cara de
felicidad de la gente mientras la corea te la hace volver a visualizarla de
otra manera. Fin de fiesta con la canción del hombre de arena (Hetfield cantándome
el estribillo final a 2 metros de mi body, si es que me salió todo bien este
día) con la que queme mis últimas fuerzas.
Reparto de púas por kilos, despedida alargada con disparo de
bebida espirituosa de Ulrich directamente de su boca a mi brazo incluida (nunca
nadie entenderá lo que le puede hacer ilusión a un fanático de un grupo, hasta
guarradas insospechadas) y recogida hacía el hostal. Son el grupo de mi vida, y
pusieron banda sonora a todo lo que un servidor vivió desde que casi tiene uso
de razón, entonces para mí esto no es la crónica de un concierto, es algo más,
es la narración de una historia de sentimientos hacía cuatro tíos que
compusieron himnos que me hicieron llorar en momentos malos y saltar y gozar en
momentos de júbilo. Nos vemos en la próxima Metallica. Esperemos que no pasen 9 años.
Texto: Jano Carbia
Fotos: Santi Rodríguez
mettalica!!!
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