De la mano de Nineteen-73 ha llegado a mis manos un proyecto ciertamente interesante, Kiama. Una banda formada por reconocidos músicos de la escena progresiva y rockera como Robert Reed a teclado y bajo (Magenta/Kompedium), Andy Edwars a la batería (IQ, Robert Plant), Luke Machin a la guitarra (Machine, The Tangent) y Dylan Thompson a la voz y guitarra (Shadow of the Sun). Su sonido quiere juntar varias influencias de grupos principalmente de los setenta, destacando un aire a lo Led Zeppelin inconfundible y desmarcándose de lo que hacen en sus propias bandas.
Uno de los objetivos de Kiama, por lo que he leído, es recuperar la esencia de los álbumes setenteros donde las bandas mezclaban múltiples estilos, haciendo que cada tema del album fuera un punto diferente y eso es lo que buscan plasmar Kiama en sus discos.
Al final lo que uno se encuentra en este Sign of IV es una pequeña mezcla entre el rock de Led Zeppelin o Rainbow con ciertas gotas del rock progresivo setentero y algunas pinceladas de estilos en un disco bastante interesante.
Una rockera Cold Black Heart es la encargada de abrir la obra de Kiama, con unos riffs muy zeppelinescos, un teclado que le da una molona ambientación ultraseventies (toma palabreja molona, me la guardo) y un estribillo en el que Dylan Thompson se luce vocalmente. Seguimos con Tears, una emocionante balada que abre con unos delicados punteos acústicos y coge fuerza al minuto, siempre manteniendo un ritmo lento y agradable hasta el final, que la cosa aumenta de revoluciones. Ojo al solo de guitarra que cierra el tema, una joyaza. Muzzled, tras empezar con una delicadeza similar al tema anterior, muestra otro tipo de influencias de las que se acaban plasmando en su música, en este caso veremos un acercamiento al jazz en ciertos pasajes de un tema pausado y muy agradable de escuchar, y si en el anterior destaco el solo de guitarra, en este es Rob Reed el que se luce en un extenso solo de teclado mientras que los punteros de guitarra casi jazzísticos que cierran el tema también son magníficos. Slime, el tema más largo del disco, cuenta con varios cambios de ritmo, lo que lleva a disfrutar de momentos extraordinarios y otros más prescindibles, le falta un puntito para ser un tema redondo. La siguiente I Will Make It Up To You, vuelve a tirar por un ritmo relajado, donde los punteos de guitarra son los protagonistas una vez más, la verdad es que cuesta destacar algo, ya que el grupo suena bastante compacto, pero quizás la labor guitarrera es la que más me llama la atención dentro de este album.
To the Edge, rockero-zeppelinesca total, Beautiful World, el tema más progesivo del disco y que cuenta con un momento para el lucimiento de cada instrumento y Slip Away, otro extenso tema de algo más de 8 minutos cargados de delicadeza y buen gusto, nos acercan al final del disco, que llega con Free, que avanza lentamente con el simple y delicado acompañamiento del teclado y Andy marcando el ritmo con gran elegancia, como ha ido haciendo a lo largo del disco. Tema suave que nos balancea hasta el final de este primer disco de Kiama.
Veremos si el proyecto de Robert Reed bajo el nombre de Kiama tiene futuro o se queda en un prometedor debut. De momento tenemos un disco de una horita cargado de matices y que se debe ir degustando poco a poco. Posiblemente les falta madurar algo más ese sonido, normal en un debut de un "supergrupo", pero las intenciones mostradas en este Sign of IV son bastante buenas.
Uno de los objetivos de Kiama, por lo que he leído, es recuperar la esencia de los álbumes setenteros donde las bandas mezclaban múltiples estilos, haciendo que cada tema del album fuera un punto diferente y eso es lo que buscan plasmar Kiama en sus discos.
Al final lo que uno se encuentra en este Sign of IV es una pequeña mezcla entre el rock de Led Zeppelin o Rainbow con ciertas gotas del rock progresivo setentero y algunas pinceladas de estilos en un disco bastante interesante.
Una rockera Cold Black Heart es la encargada de abrir la obra de Kiama, con unos riffs muy zeppelinescos, un teclado que le da una molona ambientación ultraseventies (toma palabreja molona, me la guardo) y un estribillo en el que Dylan Thompson se luce vocalmente. Seguimos con Tears, una emocionante balada que abre con unos delicados punteos acústicos y coge fuerza al minuto, siempre manteniendo un ritmo lento y agradable hasta el final, que la cosa aumenta de revoluciones. Ojo al solo de guitarra que cierra el tema, una joyaza. Muzzled, tras empezar con una delicadeza similar al tema anterior, muestra otro tipo de influencias de las que se acaban plasmando en su música, en este caso veremos un acercamiento al jazz en ciertos pasajes de un tema pausado y muy agradable de escuchar, y si en el anterior destaco el solo de guitarra, en este es Rob Reed el que se luce en un extenso solo de teclado mientras que los punteros de guitarra casi jazzísticos que cierran el tema también son magníficos. Slime, el tema más largo del disco, cuenta con varios cambios de ritmo, lo que lleva a disfrutar de momentos extraordinarios y otros más prescindibles, le falta un puntito para ser un tema redondo. La siguiente I Will Make It Up To You, vuelve a tirar por un ritmo relajado, donde los punteos de guitarra son los protagonistas una vez más, la verdad es que cuesta destacar algo, ya que el grupo suena bastante compacto, pero quizás la labor guitarrera es la que más me llama la atención dentro de este album.
To the Edge, rockero-zeppelinesca total, Beautiful World, el tema más progesivo del disco y que cuenta con un momento para el lucimiento de cada instrumento y Slip Away, otro extenso tema de algo más de 8 minutos cargados de delicadeza y buen gusto, nos acercan al final del disco, que llega con Free, que avanza lentamente con el simple y delicado acompañamiento del teclado y Andy marcando el ritmo con gran elegancia, como ha ido haciendo a lo largo del disco. Tema suave que nos balancea hasta el final de este primer disco de Kiama.
Veremos si el proyecto de Robert Reed bajo el nombre de Kiama tiene futuro o se queda en un prometedor debut. De momento tenemos un disco de una horita cargado de matices y que se debe ir degustando poco a poco. Posiblemente les falta madurar algo más ese sonido, normal en un debut de un "supergrupo", pero las intenciones mostradas en este Sign of IV son bastante buenas.
buena reseña
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